
Podría haber sido el título de la última canción de Sabina, pero no. Se trata de algo que pienso cada vez que voy al supermercado. Me gustaría aclarar que simplemente cuento esto como un mero hecho aislado, una historia como podría haber sido ser otra cualquiera que alguien hubiese contado en un blog, en su diario más íntimo o al vecino del 4º. No quiero, o no me gustaría abrir debates ético-morales y que la gente comience a expresar su opinión creando un debate. Para eso están los foros y los bares. De todas formas con la poca gente que lee este blog, podría hacer propaganda anti-semita, o recoger firmas a favor de la inserción de la tortura y la pena capital en España, que no tendrían ningún efecto.
Como os digo, es una banal y jodida historia de mierda con el fin de entretener, o no.
Todo empieza cuando uno baja al supermercado de casa con la tarjeta de crédito en la mano para sacar unos 50 euros con los que comprar algo para llevar a la boca durante la semana. Una indigente (o por lo menos de aspecto…), ya entrada en años, sentada en la escalera pide una moneda.
“Se la daría encantado, pero solo llevo la tarjeta de crédito y, como comprenderá, no se la pienso dar ya que no le serviría para nada.”- piensas.
Cuando ya has retirado el billete vuelves a ver a la mentada señora, que sigue en la misma posición y repitiendo la misma frase.
“Se la daría encantado, pero es que no tengo suelto. Lo único que tengo es este pedazo de talego de 50 euros que acabo de sacar y que, como comprenderá, no se lo voy a dar.”- piensas.
Después de hacer la compra sales con una pesada y rebosante bolsa llena de comida en cada mano. La señora vuelve a decir la misma frase por tercera vez en el día, a lo que piensas:
“Se la daría encantado. Ahora que ya tengo el dinero suelto, metería la mano en el bolsillo y la sacaría. Lo que ocurre es que tengo las manos ocupadas con toda esta cantidad de comida que compre con los 50 euros que saque con la tarjeta de crédito y me da una pereza que te cagas posar las bolsas para sacar una de las monedas que tengo en el bolsillo”.
Al loro: Smashing Pumpkins: “Never let me down again”